ISABEL CUADRA
Febrero es el mes del amor. Un tiempo en el que se nos invita a reflexionar sobre nuestras relaciones y el papel que jugamos en ellas. Pero más allá de los corazones y las flores, existe una verdad fundamental: el amor es un acto de reciprocidad. No se trata solo de dar ni solo de recibir, sino de encontrar el equilibrio entre ambos.
El amor sano y duradero se construye desde la reciprocidad, desde la capacidad de compartir sin perderse y de recibir sin exigencias. Cuando este equilibrio se rompe, la relación también se desmorona. Si uno solo da, se agota; si uno solo recibe, se acostumbra. En el verdadero amor, ambos se nutren mutuamente, respetando sus tiempos, sus espacios y sus necesidades.
El Encuentro Entre lo Femenino y lo Masculino
En cada relación, ya sea entre un hombre y una mujer, o entre energías complementarias en cualquier tipo de pareja, se juega una danza entre lo femenino y lo masculino. No se trata de género, sino de energías universales. Lo femenino es receptivo, creativo, intuitivo; lo masculino es activo, protector, estructural. Cuando ambas fuerzas están en equilibrio, la relación fluye como un río que encuentra su cauce natural.
Si lo femenino solo recibe sin dar, se convierte en pasividad extrema, en espera sin acción. Si lo masculino solo actúa sin escuchar, se convierte en imposición. La clave está en la alternancia, en permitir que cada uno juegue su papel sin perder su esencia. En una relación sana, hay momentos para guiar y momentos para seguir; momentos para hablar y momentos para escuchar; momentos de entrega y momentos de recepción.
El Amor, el Sexo y la Generosidad
El amor no es solo un vínculo emocional, sino también un encuentro físico, espiritual y energético. El sexo, en su expresión más profunda, es una extensión del amor. No se trata solo de placer, sino de conexión, de intercambio, de entrega mutua. Cuando ambos se entregan sin miedo y sin egoísmo, la pasión se transforma en una experiencia sagrada de unión y reconocimiento.
En la intimidad, la reciprocidad es fundamental. No se trata de demandar, sino de ofrecer. No se trata de esperar, sino de participar activamente en el placer del otro. La generosidad en el amor se manifiesta en la capacidad de dar sin medida, pero también en la apertura para recibir sin culpa.
Ser el Amor que Deseas Recibir
Si deseas una relación en la que te respeten, empieza por respetarte a ti misma. Si quieres un amor apasionado, encuentra la pasión en tu propia vida. Si anhelas una pareja presente y comprometida, pregúntate si tú misma estás presente y comprometida contigo.
El amor no es un accidente ni un premio para unos pocos afortunados. Es una creación, una intención, una elección diaria. Y todo comienza en uno mismo. Febrero nos recuerda que el amor no está fuera de nosotros, sino dentro, esperando ser despertado.
Este mes, en lugar de buscar que alguien llene tus vacíos, llénate a ti misma. Conviértete en la pareja que deseas atraer. Y cuando el amor llegue, que sea un encuentro entre dos seres completos, que se eligen cada día desde la libertad, la entrega y la verdadera reciprocidad.