EL AMOR NO ES SILENCIO: SANANDO EL MIEDO A DECIRNOS LA VERDAD

Isabel Cuadra Berenguer

Nos callamos. Nos mordemos la lengua. Nos tragamos las palabras que se acumulan en el pecho como piedras pesadas. «No quiero incomodar». «No quiero que se enoje». «No quiero parecer exagerada». Y así, poco a poco, nos vamos apagando.

Nos silenciamos porque nos enseñaron que hablar de lo que sentimos es peligroso. Que decir «esto me duele» puede alejarnos de quien amamos. Que expresar «necesito más» es sinónimo de ingratitud. Y entonces nos quedamos en relaciones donde nuestro verdadero ser no tiene voz. Donde el amor se convierte en una jaula en lugar de ser el espacio donde nuestra alma respira libre.

Pero, ¿estoy eligiendo este amor desde la herida o desde la libertad? Esa es la pregunta que lo cambia todo.

Cuando elegimos desde la herida, nos quedamos donde no somos vistas. En relaciones donde nos sentimos pequeñas, donde nos conformamos con migajas, donde nos convencemos de que «así está bien» aunque por dentro algo grite que no. Elegimos desde el miedo a estar solas, desde el temor a que nadie más nos ame, desde las heridas que arrastramos y que nos hicieron creer que pedir lo que merecemos es demasiado.

Pero el amor no es miedo. Y donde hay miedo, no hay libertad.

El amor real no nos silencia, nos abre. Nos da el coraje de ser quienes somos sin maquillajes, sin máscaras, sin la necesidad de encoger nuestra luz para encajar. No es un amor que nos pide ser menos. Es un amor que nos expande.

Por eso, es hora de preguntarnos: ¿qué pasaría si dejara de callarme? ¿Si empezara a hablar desde la verdad de mi corazón? ¿Si soltara el miedo a que se vayan los que no pueden sostener mi autenticidad?

Porque cuando me permito ser real, las relaciones que no están alineadas con mi verdad se caen solas. Y sí, a veces da vértigo. A veces el vacío asusta. Pero también es ahí donde nace lo nuevo. Lo que sí es para mí. Lo que sí es amor.

Mereces un amor donde puedas decirlo todo. Donde la comunicación sea un puente, no una barrera. Donde no tengas que elegir entre ser amada o ser tú misma.

Elige desde el amor, no desde la herida. Elige desde la expansión, no desde el miedo. Porque ahí es donde la magia ocurre.

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